Un viaje al universo desde séptimo grado: la experiencia de aprender en un laboratorio de Física
En el marco del Proyecto de articulación pedagógica e interinstitucional entre la Escuela Primaria 7 de 1 "Presidente Roca" y el Colegio Secundario ILSE, que se lleva a cabo anualmente desde 2017, los alumnos de 7mo grado de la Escuela Roca visitaron el laboratorio de Física del ILSE. En esta experiencia profesores y alumnos del secundario prepararon materiales, los experimentos y actividades didáctica sobre el tema "Explorando el universo" para que los chicos y chicas de séptimo grado puedan aprender, conocer y disfrutar.
La escuela primaria no solo debe transmitir conocimientos básicos, sino también abrir ventanas hacia el futuro. En séptimo grado, cuando los alumnos se preparan para dar el gran paso hacia la secundaria, las experiencias educativas significativas son decisivas para motivar, despertar curiosidad y fortalecer su confianza. Una de estas experiencias es la visita a un colegio secundario para participar en actividades de laboratorio de Física, explorando nada menos que los misterios del universo.
Pedagogía de la curiosidad: aprender mirando las estrellas
El universo, con sus planetas, estrellas y galaxias, es uno de los temas que más fascina a los niños. Al experimentarlo en un laboratorio, los conceptos dejan de ser abstractos y se vuelven palpables: la luz, la gravedad, el movimiento y la energía se transforman en experiencias concretas. Para un alumno de séptimo grado, este contacto con la Física no es un anticipo académico forzado, sino un estímulo natural a la curiosidad que los impulsa a hacerse preguntas, a observar con mayor atención y a desarrollar un pensamiento crítico.
Un puente pedagógico hacia la secundaria
El paso de primaria a secundaria suele estar cargado de expectativas y temores. Visitar el laboratorio de Física de una escuela secundaria les permite a los estudiantes conocer de antemano los espacios, la dinámica del trabajo científico y los recursos disponibles. Así, se reduce la incertidumbre y se fortalece la confianza en su capacidad de afrontar nuevos desafíos. Esta articulación entre niveles es clave para garantizar una continuidad educativa real y sin fisuras.
La biblioteca escolar como mediadora cultural
Detrás de esta experiencia se encuentra un actor central: la biblioteca escolar. No se trata solo de coordinar la logística, sino de asumir el rol de mediadora cultural. La biblioteca prepara a los alumnos con lecturas previas, guías de observación y materiales de divulgación que les permiten llegar al laboratorio con preguntas y expectativas claras. Luego, promueve la socialización de lo aprendido mediante producciones escritas, presentaciones o debates, convirtiéndose en un espacio donde la ciencia se conecta con la palabra, la imaginación y la comunidad escolar.
Más allá de la ciencia: un impacto social
Este tipo de experiencias no solo fortalecen el aprendizaje de la Física, sino que también cumplen una función social. Al abrir las puertas de un colegio secundario a estudiantes de primaria, se construye un sentido de comunidad educativa donde los distintos niveles se reconocen como parte de un mismo proyecto. Además, los niños descubren que el conocimiento no se limita a su aula: el mundo es amplio y ellos tienen derecho a explorarlo.
Llevar a los alumnos de séptimo grado a un laboratorio de Física para aprender sobre el universo es una inversión pedagógica y social del tiempo escolar. Es sembrar en ellos la pasión por la ciencia, facilitar una transición escolar más amigable y poner a la biblioteca en el lugar que le corresponde: el de puente entre saberes, generaciones e instituciones. Porque cuando la escuela se abre al universo, los alumnos descubren que también pueden abrir su propio horizonte.