martes, 11 de octubre de 2022

Un día la semilla brotó.

 Les quiero compartir una situación expontánea. Bajaba a buscar un grado, cuando al llegar a las galerías del primer piso que dan al sector de 6 y 7 grados, me encontré con las imágenes que a continuación les dejo.

 

 

Creo que hablan por sí solas. Me acerco a las docentes a felicitarlas, dado que para un bibliotecario ver esta realidad, fuera del horario de biblioteca, es casi un sueño hecho realidad. La docente me comenta que los propios alumnos le pidieron tener un tiempo de lectura.

Tanto insistir con esta práctica desde primer ciclo, y muchas veces no comprendidas, no compartidas, tomadas como pérdidas de tiempo, hoy dan frutos y podemos ver lectores ávidos por historias y por el placer y la práctica de leer.

 

 

 

Leer implica formar un hábito, formar lectores no es lo mismo que jugar en la plaza, o la hora de educación física o salir de excursión, o tantas otras actividades sociales, curriculares y culturales que podríamos mencionar y que tenemos a veces en las escuelas. Formarse como lector implica abstraerse de la realidad, entrar en un tiempo y espacio de calma, de paz, de tranquilidad, de tiempo para uno mismo y para la historia que eligío conocer y disfrutar, esto no se logra espontáneamente, hay que fomentarlo y formarlo.